Derecho al agua potable

Estimad@s Amig@s

La ONU declaró que tenemos derecho a beber agua potable, ahora que le avisen a los que la contaminan.

El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Se incluyeron en la misma, los derechos de todas las personas a la igualdad ante la justicia, a la educación básica, al trabajo, a la vivienda, la vestimenta y a la seguridad social. Sin embargo nada se dijo en esa oportunidad sobre el derecho al agua, quizás porque en ese momento no se pensó que el agua podría convertirse en un producto comerciable.

Ante el planteo del presidente de Bolivia Evo Morales, la Asamblea General de Naciones Unidas, ha declarado hace unas horas que el agua potable y el saneamiento son Derechos Humanos esenciales para el pleno disfrute de la vida. Fueron 124 Estados los que votaron a favor, 0 en contra y 41 abstenciones
Entre los países que se abstuvieron de votar, se encuentran EEUU, Suecia, Dinamarca, Canadá, Japón, Australia y el Reino Unido.

Decir que tenemos derecho a consumir agua potable, es lo mismo que decir que tenemos derecho a respirar aire puro o, dicho de otra forma, que tenemos derechos a vivir. Por lo que a primera vista parecería bastante estúpido tener que contar con una resolución que lo haga.

Sin embargo parece ser muy necesario, ya que al menos 884 millones de personas no tienen acceso a un agua potable segura y más de 2.600 millones de personas no tienen acceso a servicios sanitarios básicos.
El derecho al agua potable no es vinculante en el marco del derecho internacional, por lo que su cumplimiento no es exigible por ley ni siquiera para los signatarios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero esta declaración tiene un importante valor simbólico e influye en la política de la ONU y de varios países en donde el agua es tratada como una mercancía más.

La declaración del agua como Derecho Humano es, sin dudas un paso importante. Pero de por si sola no hará que ni una sola persona, que hoy no puede acceder a la cuota mínima necesaria para su subsistencia, pueda hacerlo mañana.

Esta declaración deberá ir acompañada de un gran cambio de fondo para lograr el objetivo que se pretende.
Algunos números clarifican el panorama. Para fabricar un solo litro de una bebida refrescante como la Coca Cola, se utilizan entre 175 y 200 litros de agua, mientras que son alrededor de 300 litros de agua los que se necesitan para producir un litro de cerveza. Un microchip necesita 16.000 litros al igual que 1 Kg. de carne vacuna. Para producir una tonelada de cobre se utilizan 320.000 litros. La mina La Alumbrera utiliza más de 51 millones de litros de agua por día.

Empresas mineras, hidroeléctricas, automotrices, textiles, petroleras, pasteras, de agricultura industrial y de refrescos como la Coca-Cola, entre muchas otras, consumen y/o contaminan billones de litros de agua por día. La mayor parte sin controles, ni penas, ni consideración de su impacto ambiental.

El uso del agua por parte de las empresas está desbocado, descontrolado y deshumanizado. Su escasez se debe principalmente a eso y la implementación de las medidas necesarias para que se facilite su acceso es una deuda que estas empresas y los países que se han beneficiado y lo siguen haciendo, deberían pagar. Esto no lo dice la resolución de la ONU, lo dice la realidad de un tercio de la población mundial, que sufre las consecuencias cada día de sus vidas.