Santa Cruz del Sur ante los riesgos del cambio climático.



Aunque se sabe que los ecosistemas y especies estuvieron sometidas a cambios del clima en su pasado geológico, los especialistas aseguran que nunca antes éstos habían sido tan rápidos, ni la capacidad de los sistemas ecológicos para adaptarse a ellos había estado tan comprometida por presiones no relacionadas con el clima.

 Por ello la conversión de los hábitat, la sobre explotación de especies, la contaminación y la competencia de especies exóticas invasoras, hacen que la amenaza del cambio climático sobre los servicios ambientales sea más intensa, sobre todo en ecosistemas clave como los arrecifes de coral y los manglares.Por ello se requieren estrategias de adaptación que mitiguen las amenazas no relacionadas al clima. 

Las energías de la chirimoya


La chirimoya, originaria de Perú, puede recordar a una piña por estar recubierta como por grandes escamas, cada una de las cuales corresponde a un fruto. Si está bien formada, una vez cortada tiene forma de corazón y alcanza un peso de 200 a 500 gramos.
 Bajo su ruda piel la chirimoya esconde una pulpa jugosa, dulce y repleta de valiosos nutrientes. Sus posibilidades en la cocina invitan a descubrirla.
Jugosa y nutritiva
La chirimoya está entre las frutas que más energía aportan junto con el plátano, la manzana, las uvas o el caqui, debido principalmente a su contenido en azúcares. También tiene una buena cantidad de fibra dietética. Se trata, sin embargo, de un alimento con una baja densidad energética: aporta pocas calorías en relación a su volumen, lo que quiere decir que sacia más que otros alimentos que aportan tantas o más calorías.